martes, 19 de marzo de 2013

Pancho. Una historia con final felíz...


Hoy, mis recuerdos se remontan nada menos que a...1928, 1930...
                Su verdadero nombre, Samuel (*) Francisco Pérez Niño. Hijo de Samuel Pérez Migueléz y Engracia Niño. Su padre, el administrativo que primero estuvo ayudando al mío cuando llegó a la factoría CAMPSA de Santander en 1928, y que se mantuvo en el mismo puesto durante muchos años, muchos. Entonces, las cosas no eran como ahora. Engracia Niño: la recuerdo como una mujer encantadora, no digamos muy guapa, pero de cara muy agradable y, sobre todo angelical, dulce. Vivían padres e hijo en una vivienda dentro de la factoría, delante de nuestro chalet, a la derecha.

                O sea que, Pancho, niño de nuestra misma edad aproximadamente, se convirtió en nuestro mejor y casi único amigo durante muchos, muchos, años.

                Tanto es así, que mi hermano Gabriel y yo hicimos y celebramos nuestra Primera Comunión con Pancho, como un hermano más, allá por el año 1930 (30 de mayo de 1930).

                En parte por nuestra soledad, en parte por la calidad de aquél maravilloso amigo, Pancho caló tan profundo en nuestras vidas (me refiero siempre a Gabriel y yo), que no éramos nada sin él: de vez en cuando nos decía: “Esta tarde tengo que ir a casa de mi abuelito”, resultando que su abuelito era el Señor Pérez, Jefe de la estación de tren de El Astillero; esa tarde, éramos incapaces de ligar un juego, un pasatiempo, y probablemente fue entonces cuando yo aprendí a echar la siesta. Esperando el regreso de Pancho. La verdad es que no tuvimos mas amigos que éste hasta que, muy tarde, demasiado tarde, nos incorporamos a un colegio. Y un mal día, se nos fue... No. No es que se muriera: es que su padre, después de dejarse lo mejor de su vida en Astillero, por fin fue ascendido y por propia voluntad trasladado a otra provincia. Adiós, Pancho. ¿Qué será de ti hoy...?
Bueno... Probablemente a los que leais ésto hoy no os diga mucho. O,quizá nada. Y teneis razón porque, en sí, no es nada.
Pero yo aún, a ,mis 90 años, aún recuerdo a Pancho...



4 de Marzo del 2015: ¡Milagro!

                Sí. Milagro es que hoy me haya reencontrado nada menos que con mi querido Pancho; Si no en persona, a través de mi sobrino Gabriel, con lo que en cierto modo y casi un siglo después vuelve a cerrase aquél triángulo de eterna amistad que formamos los tres. De la niñez, nuestro amigo del alma, nuestro mejor amigo...Y por entonces...el único amigo.
Comentario a comentario de Uge: Contra mi temor, lo he encontrado... ¡Vivo...!

                Gabriel, hermano: Hoy te echo más de menos, porque mi alegría hubiera sido mucho más completa.



Muchas gracias, sobrino.
 
(*) No supe que se llamaba Samuel hasta hoy, 4 de Marzo de 2015. En Astillero siempre fue Francisco "Pancho".







5 comentarios:

  1. en mi opinión es justo eso, la (buena) memoria, la que nos hace capaces de adorar la vida a través de las personas que nos hacen soñar despiertos, con ó sin necesidad de actualizar los sueños, esa despensa infinita!

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    1. Respuesta a mi querida hija Uge: No. No lo he buscado. Sí que relativamente reciente (20 años en 90 es relativamente reciente) he buscado amigos ancianos, he tomado un vinillo con un compañero de colegio, una cerveza con un compañero de mili... Pero a Pancho no le buscaré, porque me deprimiría más allá de lo razonable el encontrarle. Supongo, claro...

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  2. Hola, Uge, buenos días: Una gran noticia: Hace tiempo me preguntabas que "...por qué no había buscado a Pancho...", a lo que te respondí que por temor a encontrarle muerto, eran demasiados años...
    Pues está...¡vivo!. Increíblemente, me ha encontrado él. Ya hemos hablado, incluso cruzado fotos. Una bonita historia con final felíz...

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